Si uno no hubiese visto los medios de comunicación en las últimas horas y oye hablar de los Papeles del Paraíso o Paradise Papers podría pensar que se trata de algo hasta atractivo. Sin embargo más bien podrían llamarse los papeles de la vergüenza. Y cómo no, en ellos se encuentra Apple.
En mayo de 2013 Tim Cook tenía que sentarse ante el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado americano, ya que se había demostrado cómo Apple había evadido decenas de miles de millones de dólares en impuestos, pasando los beneficios hacia empresas irlandesas. Aunque Cook comentaba que “nosotros pag
amos todos los impuestos que debemos, cada dólar. No dependemos de trucos fiscales… No escondemos dinero en ninguna isla caribeña”, la realidad es terca y cuando unos meses después Irlanda cedió a la presión internacional se descubrió cómo era la ingeniería financiera en la que la Irlanda era pieza fundamental.
Y aunque en ese momento, Cook dijo que no escondían el dinero en el Caribe, ahí fue precisamente el lugar al que recurrió cuando se puso a rediseñar su nuevo sistema de ahorro fiscal, en concreto al despacho de abogados Appleby, especializado en la creación y administración de empresas en paraísos fiscales y con sede en Bermudas. Y son precisamente los documentos relacionados con este despacho los que componen la investigación periodística independiente que confirman los Paradise Papers.
Apple, al final se asentó en Jersey, en el Canal de la Mancha, otra isla, aunque más cercana a Europa. Cercana físicamente, pero no en lo que se refiere al pago de impuestos. Apple ha acumulado más de $ 128 mil millones en ganancias en el extranjero, y probablemente mucho más, que no está gravado por los Estados Unidos y apenas ha sido tocado por ningún otro país. Casi todo eso se hizo en la última década.
Está claro que Apple lidera algo más que el diseño de productos electrónicos, también lo hace en la ingeniería tributaria.
Es algo que también habrá que tener en cuenta cuando nos saquemos estos días un riñón y parte del otro para poder comprar el nuevo jueguetito de los californianos, el iPhone X. Aunque seguro que los sesudos y bien pagados directivos de los de la manzana mordida ya están ideando la siguiente política de Responsabilidad Social Corporativa que tape un poquito el agujero en imagen que les supone algo así.